Columna de Opinión:

Por Mg. Claudio Moreno Rojas

Abogado

Magister en Pedagogía en Educación Superior.

Magíster en Derecho.


Entonces, cada vez que opine que nuestro Chile está tan mal o que la clase política esto o lo otro, lo primero que debe preguntarse es: y yo ¿fui a votar? ¿hice algo para que todo fuera distinto?

 

Si pudiéramos sintetizar nuestro número anterior en una sola frase, esta sería: “el poder es nuestro y el Estado está a nuestro servicio y no al revés”, por tanto, con límites, el poder es suyo.

Y si hablamos de límites, podríamos decir que todos sus derechos se limitan siempre por el derecho del otro, porque recuerde, vivimos en sociedad, por eso hablamos de “democracia”, de la que conceptos acertados hay muchos y otros tantos mal utilizados pero que, al final del día, se resumen en el hecho de que “democracia” es, por un lado, una forma de gobierno y por la otra, un estilo de vida. Como una forma de gobierno, la democracia, es aquella que se funda en principios tales como: poder o soberanía de la gente y gobernantes apegados a la ley creada por todos y siempre pensando en el bien de todos y cada uno (Bien Común). Pero también la democracia implica la coexistencia entre el pluralismo, y la tolerancia con las diferencias; el diálogo y la libertad de expresarse, pero sobre todo el consenso de que nuestras dificultades siempre serán resueltas por la vía democrática y no por la fuerza, por esto es que es también un estilo de vida, pero que requiere de un elemento fundamental para ser saludable: la participación ciudadana, y si me lo permite, la participación informada (por eso es que usted y yo nos gastamos el tiempo en esta columna: para participar, pero sabiendo)

“Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos” así comienza nuestra Constitución, sin embargo pareciera que los valores: dignidad, libertad e igualdad nos traen algunos conflictos. En primer lugar, las personas por el sólo hecho de ser tales somos dignas, todos absolutamente todos y de igual manera; luego, el hecho de que seamos libres no sólo implica que podamos dirigir nuestra vida de la forma que creamos correcta y vivirla como queramos (libertad autonomía), sino también la posibilidad de participar libremente en nuestro Estado y en la vida social (libertad participación), pero algo pasa con la igualdad: ¿cómo es posible que seamos todos iguales si acabo de decir, en el párrafo anterior, que la democracia significa también pluralismo y diversidad? entonces ¡cómo es el asunto! ¿somos iguales o somos distintos?, la verdad es que ambas cosas, en democracia debemos propender a la igualdad pero también al respeto por las diferencias, por tanto, seremos iguales en dignidad y en derechos, pero en todo lo demás somos distintos, y ¡qué bien que así sea! (esto se llama igualdad isonómica) entonces, no somos absolutamente iguales, pero sí debemos ser tratados con igualdad a la hora de nuestra dignidad y en nuestros derechos.

Otro elemento interesante a propósito del poder es su funcionalización, ya la semana pasada comentábamos que no existen los “poderes” del Estado sino un sólo poder, el de la gente. Entonces el Estado genera diversas funciones para cumplir su obligación de promover el Bien Común, y lo que ocurre es que nosotros apenas conocemos tres, la función ejecutiva, legislativa y judicial (jurisdiccional). Lo importante aquí, es tener claro que todas estas funciones, todos los gobernados y los gobernantes debemos respetar la ley. Y aquí hago una aclaración muy necesaria, cada función tiene delimitados sus quehaceres, en términos más que sencillos: el Presidente (función ejecutiva) dictará decretos y dirigirá al país, el Congreso (función legislativa) dictará leyes y el juez (función judicial) dictará sentencias en los casos concretos. ¿Por qué es importante esta aclaración? porque cuando usted vota por un candidato presidencial para que salga una determinada ley está equivocado, como veremos en otras semanas, el Presidente puede iniciar, apurar, promulgar y ordenar publicar una ley, pero quien la discute y quien finalmente la decide es el Congreso (función legislativa) no el Presidente. Asimismo, cuando usted culpa a los jueces y sus “puertas giratorias” la verdad es que está apedreando al equivocado, porque lo único que hace el juez es aplicar la ley que dictó el Congreso, por tanto si la ley es la que permite que el asaltante salga al día siguiente de haber sido apresado, el juez está obligado, por ley, a que así sea. Esto es muy importante, porque con nuestras “pancartas equivocadas” quemamos en la hoguera a nuestros presidentes y a nuestros jueces y no prestamos tanta atención a la hora de las elecciones a los senadores y diputados que son los que hacen las leyes que obligan a todos los demás así que ¡ojo con esto!

He aquí entonces, la importancia del sufragio: cuando usted vota, lo que hace es elegir aquellas personas que, en nuestra representación, harán las normas que nos obligan a todos, y si usted no vota (creyendo que lo hace estupendo porque según usted la política no le interesa ni le afecta en nada) le cuento que esos candidatos sí llevan a sus amigos y partidarios que sí van a votar y harán que sean elegidos una y otra vez. Entonces, cada vez que usted tome su teléfono para postear en una red social que nuestro Chile está tan mal o que la clase política esto o lo otro, lo primero que debe preguntarse es: y yo ¿fui a votar? ¿hice algo para que todo fuera distinto?. Porque le cuento, ese gobernante o esos políticos que usted tanto critica no podrían estar ahí sin nuestro voto, porque vivimos en democracia y el poder es nuestro, por eso llevo tres domingos repitiéndoselo.

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